
El tlachtli se jugaba en un campo con forma de una "i" mayúscula, en cuyos lados se colocaban unas gradas de asientos escalonados para los espectadores. En el centro de una de las paredes se encontraba la «canasta», que era un círculo de piedra o de madera, que generalmente se colocaba en un sentido vertical, casi como en el baloncesto, donde la canasta se instala en un plano horizontal al suelo de la cancha. El objetivo era el mismo: conseguir que la pelota atravesara el orificio del círculo de piedra y, al mismo tiempo, impedir que el adversario lo lograra antes.


Por otra parte, dado que habían participado dos equipos bien entrenados, casi siempre representando a una tribu o a un clan poderoso, sus seguidores en ningún momento habían dejado de intervenir con sus gritos de ánimo, insultos y protestas. Sin embargo, en el momento que el juego se ritualizó, al llevarlo a los templos, se impusieron ciertas normas y, en casos excepcionales, los perdedores pasaban a ser víctimas de los sacrificios humanos.
Algunos historiadores creen que esta misma «suerte» la corrieron los ganadores en momentos de grandes calamidades, cuando la ofrenda de corazones a los dioses debían ser lo más elevadas posible y de la mejor calidad, por eso se recurría a los grandes héroes.
Si desea tener una idea de como era el juego de la pelota, recomendamos ver la película animada:"El camino hacia el dorado" (2000)
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